viernes, 19 de julio de 2013

Salida al Guadalhorce 18-7-2013

De nuevo de pajareo en este bello lugar. Estoy satisfecho, ha sido un buen día, como casi siempre que lo visito.
Considero un lujo caminar temprano por allí, sabiendo que eres el primero de la mañana en hacerlo. Pocas son las ocasiones en las que uno puede percibir la hermosa sensación de sentirse solo en medio de la madre naturaleza.
Caminado hacia el puente me recibió una pareja de simpáticos verderones

Suelen ser confiados. Se pueden encontrar a veces en el suelo buscando semillas y bayas.

Los paseriformes se mueven a menudo a estas horas. La hembra de verdecillo también tiene su encanto.


Personalmente cuando voy andando, siempre estoy observando, inquieto, a todo bicho que se mueva, para observarlo y fotografiarlo si me es posible. Realizando una rápida confesión y pequeño inciso, absolutamente todas las fotos que tiro son improvisadas. Para mi la fotografía es algo secundario, complementario.

Y como no todo son pajaritos en la cabeza, sin querer das con otro tipo de vida. En este caso me llamó la atención esta telaraña en hojas de coscoja.


En la primera parada, desde el observatorio me percato de las siempre amenazantes fochas comunes. Entre ellas es frecuente ver persecuciones. Sabes que un nuevo acontecimiento va a darse cuando ves la postura al acecho de una de ellas (la perseguidora), que adopta una posición estirada, sobre todo el cuello, justo a ras del agua, mientras se acerca a la perseguida. Cuando está cerca, es el momento de abalanzarse. Aquí está una parte de la secuencia.

 


Una de las mejores noticias para mí, es la presencia del "Pato Colorao". Hace cuestión de dos meses llegaron un par de parejas. Las circunstancias, el hábitat, la abundancia de aguas someras y la contaminación acústica entre otras, han sido muchos de los motivos que llevaron a esta especie a no criar en verano, me cuentan que desde hacía 8 largos años, convirtiéndose así en especie "de paso". Digo hacía por que han criado, sí!. Entre las dos parejas son alrededor de 12 crías, un verdadero éxito. El macho desde entonces no se deja ver, pero si las mamás con sus jovenzuelos.


Es muy bonito captar el momento justo cuando las anátidas sacuden su plumaje.

Y mejor aún cuando se rascan la "oreja" con cara de placer.



Aquí parece que todo el grupo de frisos se atemoriza observando a la agresiva focha.



En la segunda parada vi como una cigüeñuela madre, algo descuidada (lo cual es muy extraño), dejaba explorar el terreno a su polluelo.




La madre es extremadamente territorial y en cuanto se acerca un bichejo, no duda en enfrentarse a el y a cualquiera que se interponga, llámese garceta, gaviota patiamarilla o cernícalo vulgar. Eso si es defender lo suyo!







De vuelta al primer avistadero (así llamo yo a un observatorio), veo a la sombra, debajo de unos tarajes a la altura del suelo una hermosa telaraña con su propietaria.




Parece estar mirándome con sus dos ojillos u ocelos.



El mundillo de los arácnidos llama mucho mi atención. Llama a mi puerta de vez en cuando, pero no termino de dedicarles el tiempo que me gustaría. Hace unos días me prestaron una guía de estos artrópodos, y por cierto, no he logrado identificarla aún.



De camino a mi tercera parada, es curioso como se aferra este buitrón a la hoja de la caña, con uñas como garras.



Ya sentado empiezan a deleitarse gaviotas reidoras, adultas y jóvenes.



Lo mejor del día esta apunto de acontecer. El avetorillo que por suerte a criado aquí, lo he ido viendo en sus vuelos de idas y venidas, siempre ocultándose en las cañas. En una ocasión lo pude observar estando posado; No se deja ver. Hoy en uno de esos vuelos fugaces, le he tirado en ráfaga 5 fotos, dos de ellas para la basura, pero bastan para inmortalizar y contemplar la belleza de esta garza de reducido tamaño. Se trata de un individuo juvenil, ya que luce de color negro/pardo las alas. Secuencia de las tres fotos restantes.

  
Aunque fueran únicamente 4 segundos, la mañana merece sobradamente la pena.

Ya en la última parada y todavía con la euforia anterior, las gaviotas reidoras, cabecinegras y de audouin de todas las edades, se contaban por decenas. 




A veces ocurre que te quedas durante un momento mirando a simple vista, descansando y disfrutando de una visión general. Cuando quieres darte cuenta, echas mano de los prismáticos, te pones a hacer "barridos" y te encuentras con especies pequeñas, como esta pareja de limícolas que andaban por allí, de correlimos común. Estaban tan lejos que la foto no daba ni para un tele de 500mm, pero ahí queda. Uno de ellos, el del centro de la imagen, está reposando.


En cambio, estas patiamarillas peleaban por un pedazo de pan. Eran las una de la tarde, hora del almuerzo.



Cuando me marchaba, la anécdota del día estaba por darse. A las dos y poco de la tarde a 30 grados no se veía más que paja seca. Por ello me iluminé y algo que no había hecho nunca, más que dos minutos. Fué pararme a observar justo debajo de un eucalipto, a la sombra, pegado al cauce del río, donde la humedad y el frescor del agua se agradecen. También la vista y el oído lo agradeció, aquello era un ir y venir de pajaros que se posaban, que se dejaban ver entre las ramas y la frondosidad del árbol. Fué sin duda una muy grata experiencia y sorpresa al mismo tiempo. 
Es cuestión de sentido común, estos pequeñajos saben mucho. En mi corta experiencia en esto del pajareo, uno adquiere poco a poco conocimientos, como en todo, que creo hay que compartir y divulgar. Para mí no hay secretos.

El resultado fueron 2 carboneros comunes y lo que creo es una curruca cabecinegra jóven, aunque el anillo ocular de color amarillo me confunde un poco, debería ser rojo. A esta última le tiré un par de rafagas, un total de 12 fotos. Bajaba entre la maraña de cañas, todo sombreado, se dejaba ver muy poco a poco, hasta acercarse a 2 metros. Parecía buscar su nido o algo por el estilo, era muy curioso, pero decidí no molestarla más.



Y las fotos del carbonero a contraluz y totalmente a la sombra, han sido algo complicadas de mejorar.




Por último y para despedirme, os dejo con estas fotos curiosísimas de abejaruco. Por fin han llegado en masa y son algunas decenas las que hay, aunque criando muchas menos. Se posó en la rama de arriba, con lo que parece un escarabajo. Estas aves cuando cogen una presa y van al posadero, comienzan a darle golpes a su presa contra el tronco de madera, hasta que, o bien le quitan las tenazas a los escarabajos o los aguijones en el caso de las abejas. Pues bien, en uno de estos golpes se le calló el bicho y claro, fué a rescatarlo rápidamente. Os dejo con la última secuencia de hoy. 





Espero que os haya gustado. Hasta la próxima salida de pajareo. 

Un saludo!!







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