domingo, 11 de agosto de 2013

Un tramo del río Guadalhorce

Que idea tan recomendable la de calzarse unas zapatillas viejas y andar río arriba.

Al comenzar había un tranquilo grupo de garcetas comunes (unas 10) y 3 garzas reales. Además 2 garcillas cangrejeras y un martinete adulto en vuelo, asustado por nuestra temprana presencia.



Me sorprendieron gratamente dos familias muy numerosas de anátidas. Las dos eran de porrón europeo. Pasamos por un lateral para no molestarlas, aún así alzaron el vuelo. 


Durante el recorrido ribereño se puede observar vida continuamente, cigüeñuelas, chorlitejos chicos y andarríos chicos nos acompañaban durante el camino.


La mayor de las sorpresas del día la protagonizó un hermoso ejemplar adulto de águila culebrera. Impresionante fue verla durante 2 o 3 minutos, planeando por encima del río y sin batir las alas más que una sola vez.





Después de lo emocionante del momento, seguimos por el rió y nos percatamos de 2 o 3 busardos ratoneros planeando, bastante lejos. Unos de ellos se dejó ver bien.



Lo que menos esperaba ver eran rapaces, menudo festín!! 

Aprovechamos por esa zona para pararnos a descansar y tomar el preciado bocata mientras te refrescas los pies; Un verdadero lujo.


Al continuar, más y más movimiento. En este árbol "pelado" una garza real y un águila ratonera. Paramos a ojear con los prismáticos...

Y cuando quisimos darnos cuenta... no lo podía creer! a nuestra espalda  había una garza imperial que por supuesto levantó vuelo, eso sí, después de estar viéndonos durante un minuto, algo que me sorprende.


Las del "pelado" dejaron que nos acercáramos un poco más.
Ampliando y recortando se aprecia con más detalle el águila.


Hay veces que una simple mirada hacia atrás, hace que desde otra perspectiva  te des cuenta de lo bello del lugar.



Justo al final de la ruta nos deleitó otro águila ratonera. Es muy bonito cuando deja ver las franjas blancas que bordean el interior de sus alas. 



Ya de vuelta un impresionante espectáculo. Vimos un par de martinetes que volaron hacia nosotros desde detrás de unos eucaliptos. Iban uno tras otro sumándose al grupo y volando por encima de nuestras cabezas, 3, 5, 8, 12, ¡¡ 16 !! en total, adultos y jóvenes, no sabíamos donde mirar... impresionante. 






Un día tan redondo no podía acabar sin un buen baño en el río. 

Este curioso caballito del diablo y la anécdota que dejaron estos insectos que flotan por encima del agua cerraron el día, un día único!





Son curiosísimos! se puede ver en la ampliación que los pequeñajos son transportados por los de mayor tamaño. Naturaleza infinita en estado puro...

Hasta la próxima, un saludo!


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