miércoles, 14 de agosto de 2013

Segundo tramo del Guadalhorce

Continuamos desde donde acabamos en la anterior ocasión. Las 7 de la mañana es buena hora para empezar.



Martinetes nos dan la bienvenida, así como una garza imperial.


Más adelante vemos volver a un buen puñado de ellos, jóvenes, inmaduros y adultos. 


Dejaron una bonita estampa. Contamos más de veinte, aunque la imagen recoge 18 ejemplares.



Al sol le costaba salir. La temperatura perfecta.



Curiosa escena la que dejó alguna rapaz, que desplumó y despiezó a una paloma. 


No podía faltar la presencia de la garza imperial, siempre un placer verla.


En esta otra no se ve claro, pero resulta ser un carricero común. Es un imposible ver y fotografiar a estos paseriformes cuyo hábitat es un entramado de cañas.



En este tramo veo al martín pescador. Bonito pequeñín. Este tipo de posaderos son su predilección.

Lástima no haber llevado el telescopio. Es el momento perfecto para pararse, montar el trípode y disfrutar de su observación.


Las familias de anátidas se reúnen en puntos concretos a lo largo del cauce. 
En una estampida llegué a contar casi 50 individuos en vuelo.



Quedé sorprendido al ver cruzar de lado a lado una pareja de águilas calzadas. Anidan aquí; No es un mal sitio.


 




El final de la ruta de hoy se acerca.

Antes del bocata me llama la atención el paso de esta pareja. Sus tonalidades amarillas me hacen sospechar. La apreciación resulta imposible.



Mientras tanto continúan alzando el vuelo de entre las cañas y los eucaliptos un martinete tras otro.


Hago una parada para observar un árbol pelado, ya que andaba por allí una pareja de abubillas.


Se levantó por la visita al posadero de otra ave. 


Me preguntaba: - ¿quien es?


No podía creerlo!!... 


Mi primera oropéndola!! al fin!! la sorpresa del día sin ninguna duda.
Se le ve el pico pálido, cuando debería tener tonalidades rojizas. Podría decir que es una hembra, con un amarillo verdoso y alas bastante negras.



Fue tan sólo un minuto, pero es un regalo. 
Curioso el reclamo que utilizó mientras estaba posada en el árbol. Tienen un sin fin de cantos, pero fue este: 



La diversidad en este tramo es abundante.


La pareja de calzadas pasó por encima de nuestras cabezas. Impresiona.


Es muy bonita. Existe una fase oscura, con colores pardos por debajo (hasta ahora solo he visto una en los Montes de Málaga). Esta es la clara y la que suele verse.

En una piedra del río descansó esta libélula roja:



Como punto negativo de día, destacar claramente un vertido de aguas fecales, conducido directamente al río. Claro está, cercano a un núcleo de población. Afecta en gran medida a las aguas de un tramo de al menos 400m, en el que, casualidad o no, habitan y se alimentan día tras día decenas de martinetes, un puñado de garzas reales, alguna garza imperial, garcetas comunes, cigüeñuelas, andarríos y chorlitejos chicos... 
El olor a alcantarilla es muy desagradable, y no digamos andar por el agua e ir levantando los posos negros del fondo, siendo consciente que precisamente no es tierra. Una barbaridad ecológica.
Me es contradictorio y no entiendo cómo proliferan y crían allí estos animales. Seguro que les afecta en alguna medida. 
Es denunciable y pienso ir más allá de este mensaje. Es algo que nos afecta a todos. Esa "agua" se utiliza para abastecer a decenas de cultivos de regadío que hay río abajo.


Te queda un sabor muy agridulce cuando acabas así la ruta. En la ida nos percatamos solo del olor, pero a la vuelta lo vimos todo. Un conducto al aire de un metro de ancho, que transcurre entre una selva de cañas y cuya proveniencia aún desconozco. También había un montón de madrigueras justo al lado, paralelas al río, en una zona de tarajes con claros, donde pueden ocultarse los conejos.

Acto seguido y como ejemplo, levantamos a estas aves. Un martinete joven y un adulto bastante mayor de garza real.





Espero en la próxima no hablar de puntos negativos, de puntos negros; La naturaleza no debería tenerlos. 

Un saludo.


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